Jorge González (Los Prisioneros) - Corazones




El momento histórico en el cual sale editado Corazones es sumamente importante: es el año 90, cambio de mando en Chile, se acaba la Dictadura y “vuelve” la democracia. Patricio Aylwin, otrora pro-golpista, ahora se viste de señor democrático para pactar junto a la derecha económica y política un Chile totalmente acorde al nuevo orden global. Mientras todo eso pasaba el guitarrista de Los Prisioneros Claudio Narea se aleja de la banda por motivos que no pasaremos a detallar ahora, y Los Prisioneros se transforman en dúo, quedan Jorge González y Miguel Tapia. Ambos con el presupuesto que ya podían tener Los Prisioneros luego de años exitosos en gran parte de Latinoamérica, más la bonanza que existía en Chile por ese tiempo, se dan el lujo de ir a Los Ángeles California a grabarlo con la producción de Gustavo Santaolalla, que por la época no ganaba gramys ni nada de eso, pero ya se perfilaba como el futuro gurú en cuanto a las producciones del rock latino. Corazones es quizás el primer disco de rock en Chile que gozó de una producción 100% profesional y poseía un sonido que no tenía nada que envidiarle al anglosajón. Todos estos pormenores más que ayudar a su éxito ayudaron a las suspicacias de un público que esperaba El Baile De Los Que Sobran Pt. 2 o una versión recargada de La Voz De Los 80, como La Voz De Los 90. El público chileno siempre algo conservador no entendió mucho que buscaban Los Prisioneros con este nuevo estilo y sonido, en donde parecían más cercanos a Pet Shop Boys que a los The Clash, a eso se le sumaba el hecho de que no tenía ninguna letra – en apariencia – política.

Jorge González ya en ese momento daba muestras de ser un músico caprichoso, que no componía para el público ni para un mercado establecido, sino que simplemente se dejaba llevar por su propio deseo creativo. Corazones marca el comienzo de una relación amor/odio del vocalista con el público chileno que lo subió al podio de ídolo generacional en los 80, para luego acusarlo de traidor. A González acá en Chile nunca se le ha entendió del todo, sobre todo en su época post Corazones, su trabajo solista no gozó de tanto consenso. Creo que esto cambió a fines de la década pasada donde la nueva generación de músicos en Chile (Javiera Mena, Gepe, Pedropiedra, Alex Anwandter, etc) subieron a Jorge González como mayor referencia dentro de la música popular chilena y en especial este disco, Corazones, como quizás el más importante dentro del formato pop.

Por otro lado, Corazones después de 20 años parece un álbum clave para entender todo aquel proceso que se llamó Transición a la democracia, es una testificación histórica de un momento crucial en la Historia reciente de Chile y más encima una obra de altísima calidad a nivel musical. Es que más allá de cualquier cosa que digamos extramusical, Corazones es un álbum excelente. Son nueve canciones con demasiada personalidad, es un disco con una producción notable, con letras que rozan la perfección en cuanto a imágenes y lecturas múltiples que se puedan hacer, aparte de ser un disco en suma, demasiado inteligente. Corazones es un disco de pop pero también es una cartografía al deseo.

Corazones comienza con un viaje. Una especie de huída, una migración de la ciudad, de la modernidad, y planear un escape humilde, muy pobre: “y no me digas pobre, por ir viajando así, no ves que estoy contento, no ves que estoy feliz.” El viaje en tren como algo anacrónico; el sur como la zona de Chile más fuera de aquello que se llama modernidad. Algo anacrónico para una década como los noventa, de un país que se esforzaba en llegar a una modernidad tardía a costa de cualquier cosa. Son los años del llamado progreso social, del crecer a un 7%, del libre acceso a las tarjetas de crédito, de los jaguares de Latinoamérica, etc, etc. Pero Corazones de una forma previsora o quizás muy inteligente, desde su primer tema plantea toda una cuestión contraria: estamos en la época de la desazón, de la melancolía, de la tristeza. La catástrofe dictatorial es un golpe para las emociones y esto se ve reflejado en todos los momentos del álbum, es decir, cómo a un nivel micro-social, el país quedó sumido en una abulia, en una neurosis total. De esta forma la emocionalidad que trasluce Tren Al Sur como tema que abre el disco es una melancolía de escape, de una huída, muy parecida a la borrachera. Corazones es el disco del descarriado, de aquella persona pasional, guiado por bajos deseos: la borrachera del Tren Al Sur como única vía de escape:

Dos y media en la mañana
El olor se mete en la ventana
Son flores y mil animales, que me dicen:
Bienvenido al sur

Yo recuerdo a mi papito
Y no me importa estar solito
Porque me llevan a las tierras
Donde al fin podré de nuevo

Respirar adentro y hondo
Alegrías del corazón


Existe un ansia de respiro, de encontrar un espacio de alegría, y Corazones no hace sino buscar ese espacio en todas sus canciones y a la vez denunciar y protestar en contra de aquello que no te deja sentir ni respirar adentro y hondo. Noche En La Ciudad explica el por qué es necesaria esa huída, por qué en la ciudad no hay espacio para el borracho ni el descarriado. Noche En La Ciudad es el mapa perfecto para un Chile supuestamente post-dictatorial: el orden-moral que circula por todo el tema no es sino un lema militar, queriendo decir que el Chile de los noventa no es sino la continuación de la Dictadura. Chile se ha convertido en un país excluyente que tiene una fe en el progreso de la sociedad basado en una racionalidad moral de la misma vida:

Es una noche ideal en la ciudad

la gente reza en sus mesas con gran piedad
todas las cosas que se hacen son por amor
y solo esposos y esposas bajo el signo del señor
control remoto y el sillón la tranquilidad
al final de la jornada que comodidad
sin elementos negativos salvajes y tal
que nos alteren el programa que elegimos usar
todos vecinos todos sanos
todos comiendo cosas ricas
sin decisiones de esas gentes que no aportan a la vida
y sin moteles sin borrachos sin ociosidad
sin la mentira ni el engaño ni la falsedad
y a las doce todos deben reposar
para mañana en la mañana madrugar
es una noche ideal de la ciudad
como si fuera una tarjeta de navidad
es tan justa la gente tan de su hogar
que no puedo aguantar las ganas de vomitar



Jorge González en este disco se enfoca en temáticas totalmente micro políticas. Bueno sería recordar que en la gira de presentación del disco Corazones el escenario montado era una especie de loft moderno, en donde Los Prisioneros cantaban íntegramente el disco Corazones. Todo esto nos hace pensar en un disco que habla sobre la trama de la cotidianidad, temas como Amiga Mía y Cuéntame Una Historia Original lo demuestran a la perfección. La última es quizás uno de las mejores canciones compuestas por González, más que nada por su inteligencia en la composición. Cuéntame Una Historia Original es un tema inofensivo en apariencia, con arreglos de tema pop a lo Simply Red pero que sin embargo tiene un letra que define toda la intención política de este disco Corazones. Esta intención es rastrear el momento social a través de acciones y sujetos a un nivel totalmente molecular. La canción sucede entre dos, en que una de las partes cuenta lo que llamaríamos sus "dramas" en la comuna de San Miguel que es por donde caminan:


Todos los papás son la víctima
Todas las mamás son explotadas
Todos los hermanos viven infelices en todas estas casas
Diez portazos por minuto
En las manzanas que nos rodean
Mientras caminamos por San Miguel


¿Y puede que todo el mundo diga que vive sufriendo cómo nadie más...?, ¿pero podrá haber algo de original en todo eso?, ¿será posible relatar otro tipo de experiencia?, ¿después de la catástrofe, podremos contar algo original, algo distinto, algo que no huela a catástrofe? González no hace sino decirnos que luego del Golpe de Estado, es imposible salir del trauma, de la ruina total, que el campo social quedó infectado... “Mejor… ¿compremos chocolates?” Es decir, mejor tengamos un agenciamiento-chocolate, relacionémonos de otra manera, busquemos cierto espacio de convivencia, porque todo el mundo dice que vive sufriendo como nadie más. Este espacio social de convivencia si en Cuéntame Una Historia Original es el comprar-chocolates, en Amiga Mía es quizás la relación de pareja de forma íntegra:


Al oler la mañana una frase ingeniosa
los minutos son oro como arena en la sábana
y tomar esa casa y comer en la cama un café con helado
te he mojado tu espalda.
Yo me pongo contento ya no nos levantamos
y te aprieto a mi pecho con toda mi alma,
moriría mañana, moriría pegado,
completamente drogado.


Sin embargo, al igual que en todo el disco, es imposible separar la emocionalidad, todo aquello que se supone no infectado por lo político, de todo un campo de control social. Amiga Mía es la trama de la cotidianidad de una pareja envuelta en una red de control, en una rutina impuesta por un exterior. Está latente en todo el tema (y no se dice explícitamente eso es lo más notable) que hay un afuera que les llama para cierta acción que desarmaría ese momento en la cama, en una mañana, en un instante que ambos quieren eternizar. Pero se eterniza en éxtasis, completamente drogado, en un estado de sopor amoroso, en el éxtasis de los cuerpos amantes.

Como si fuera intencionalmente propuesto, el siguiente tema después de Amiga Mía llamado Con Suavidad es la imposibilidad de la unión de los cuerpos, del acto sexual postergado:


Toda la semana igual,
el trabajo, los estudios,
con tu espíritu dormido
esperando que yo
llegue de tan lejos


La vida de la ciudad moderna, el trabajo, las obligaciones, las presiones sociales, por todos lados reprimen la unión de los cuerpos, capturan al deseo codificándolo. A diferencia de los primeros discos de Los Prisioneros en donde el poder está focalizado, sea en la figura del Dictador, del Patrón, de los Ricos, de los Intelectuales, etc, etc. En Corazones el poder, el control político, está disperso, no tiene un foco, porque este está en todas partes. Y todos los temas de Corazones tienen esta intención: demostrar que a tu deseo no se le permite salir. Con Suavidades es específicamente grafico en la cuestión del acto sexual. Pero en temas como Estrechez De Corazón o Por Amarte, el control social de las pasiones deviene en neurosis, en una especial neurosis colectiva, es la imposibilidad de amar.

No vuelvas hablar así
no rebajes estas relaciones
si vivimos de cariño y besos
no me digas de odios y traiciones
¿cuántas cosas se dirán?
en la guerra del amor
las palabras son cuchillas
cuando las manejan
orgullos y pasiones
estás llorando y no haces nada
por comprender a nadie excepto a ti
oye, no voy a aguantar
tu no puedes demostrar
oye, no voy a aguantar

 

En Estrechez De Corazón es en donde las influencias de la canción romántica están más latentes. Este tema perfectamente pudo haber sido compuesto para artistas como Salvatore Adamo o Los Ángeles Negros. Jorge González nos cuenta la historia de una pareja perdida por el orgullo de una de sus partes, del fracaso de una relación en donde los caprichos y los odios mutuos han fracturado todo intento de relación. Si por ejemplo en Con Suavidad hay un exterior que impide el acto sexual, en Estrechez De Corazón existe una neurosis que corta cualquier intento de relación de pareja. A su vez Por Amarte es la ruina que trae el dejarse llevar por un amor, es el obseso enamorado, el cuerpo masoquista:


Es tan difícil, pensar con calma,
si estoy quemando, mi corazón.
Ser tu dueño es un decir, no eres de nadie.
Esclava de tus sueños y tus complejos.
Y me he perdido en las tormentas,
Transpirando, amor, sobre tu pecho.

En estos dos temas ya la posibilidad de una relación amorosa, la posibilidad de los amantes está totalmente perdida. Cualquier relación es imposible porque ya está infectada desde un comienzo por las líneas cortadas del deseo, es en donde el nivel micro-político en Corazones está de mejor manera desplegado y explicado. Los asuntos del amor, del deseo, son puro control político. Todo lo molecular, la fuerza de este, no puede salir, no puede hacerse efectiva. Lo extraordinario de Corazones es que en su segunda parte, tomando en cuenta estos temas más Noche En La Ciudad y Es Demasiado Triste, plantean en exceso ese sentimiento de desazón, de represión, de tristeza, y todo a partir de canciones de desamor. Y la chance de Jorge Gonzáles es interesante, porque su análisis social no parte desde la opresión visible, es decir desde el nivel macro político. Y esta opción no es caprichosa, es simplemente porque el campo social del Chile de ese momento y el que vendrá adquiere totalmente otro cariz.

Jorge González en muchas entrevistas ha dicho que en Corazones sus preocupaciones parten más de una experiencia marginal. Pero no sólo del marginado social sino del lado del homosexual, del drogadicto, del desdichado, del descarriado, y de la mujer, como es evidente en Corazones Rojos. Si hay un tema que define lo micro político de forma más explicita, ese es Corazones Rojos. Quizás es en donde González es el Prisionero de los 80, sin embargo, lo es desde todo un ángulo de resistencia minoritaria. Corazones Rojos es una burla al machismo de la sociedad chilena, un análisis micro-social espectacular, pero todo es planteado desde la mirada molar del Hombre:

De tu amor de niña sacaré ventaja,
De tu amor de adulta me reiré.
Con tu amor de madre dormiré una siesta,
Y a tu amor de esposa le mentiré.

Nunca hubo en Jorge González una condescendencia con los cambios políticos originados en Chile después del plebiscito como muchas veces se ha tratado de decir. Sobre todo cierto sector de la izquierda chilena nunca entendió el disco Corazones, sólo lo veían como un disco que insertó a Los Prisioneros en el mercado concertacionista. Sin embargo creemos ver que Corazones es un disco que se antepone totalmente al momento histórico donde fue concebido. La estrategia es totalmente otra a la de los ochenta, simplemente porque la cara de Chile ha cambiado y ya no es posible atacarla con las mismas armas. Si por el año 1990 la frase/slogan del “Chile… la alegría ya viene!” pintaba de colores un Chile sumido en la oscuridad por 17 años, Los Prisioneros le contestaban en el tema que cierra el disco Corazones, Es Demasiado Triste:

Hoy me voy a tomar
un taxi a quien sabe donde
así poder olvidar
lo único inolvidable.
Es demasiado triste, es que es demasiado
Es demasiado triste

Si “la alegría ya viene” rebosaba de optimismo para el plebiscito del 88 y si esta canción se llevó a cabo en el primer gobierno de la concertación, Jorge Gonzáles ¿por qué postulaba lo contrario?, ¿por qué Es Demasiado Triste cierra el disco de Los Prisioneros con una tristeza tan profunda, con una depresión casi endógena? Es como si toda la experiencia transmitida en estas nueve canciones del disco Corazones sólo eran para argumentar que Chile en los años noventa no alcanzará ninguna alegría, que el progreso de un país, aquella fe ciega en el progreso siempre está cimentada sobre pura ruina, y que esa ruina es el campo social infectado por pura tristeza. La letra es sobre el mismo tópico al igual como ocurre en todo el disco Corazones, ocupar el desamor como alegoría de un desamor más profundo que la fractura de una relación sentimental. Es un desamor totalmente inmanente:

Niña voy a escapar
me iré hasta quien sabe donde
si existe algún lugar
que no tenga el color de tus ojos
es demasiado triste, es demasiado
es demasiado triste, es demasiado

Es demasiado particular e interesante de constatar que en momentos en qué Patricio Aylwin asumía la presidencia de Chile y Pinochet luego de 17 años de Dictadura dejaba el poder – en apariencia –, Jorge González otrora líder de una voz generacional de los 80, un opositor ferviente de la Dictadura y también parte de la campaña del NO en el plebiscito del 88, estuviese cantando un tema como Es Demasiado Triste. ¿Qué relación podría tener? Por un lado, es la testificación histórica de una voz, de un compositor de rock que en la década de los 80 encarnó todo un momento colectivo y como tal toda su obra, toda su creación no puede sino pensarse desde ahí – en realidad no hay autor individual, sino que siempre la expresión de este será colectiva. Corazones es la testificación de gran parte de las sensaciones que pululaban aquellos primeros meses de “alegría” democrática. Es la sensibilidad de quizás toda esa década llamada los 90 o también la sensibilidad molecular de aquello que se llamo Transición.

Respirar adentro y hondo
Alegrías del corazón



*Publicado en Revista Spazz http://revistaspazz.com/revista/100discos/13-corazones-review